Piensa menos y vive más. Lo que me pone de mal humor hoy está de más. Preocuparse de antemano, me dijeron que era en vano;

Si al fin y al cabo no saldre vivo de aqui..





21/10/13

Pienso por qué. Por qué lo quiero. Por qué me animé. Qué razón y qué pensamiento tuve para impulsarme a vivirlo. Dicen que en el momento en que te estás preguntando si querés a una persona, ya la dejaste de querer para siempre. Eso es lo que justamente no siento. Siento y siento acrecentadamente. Esa es la cuestión. Eso es lo que puntualmente me quema la cabeza, me hace minimizar otras razones y volar...volar y volar. Siento y no hay una PUTA razón que me haga retractarme, meterle freno, arrepentirme (mejor?). Y da miedo. m-i-e-d-o en potencia. Acumulado. Del mucho. Y eso que nunca fui de las que se prohibían vivencias pese a sentirlo. Por lo menos este miedo no paraliza, pero sí enceguece. Me deja tarada, me pone tarada. Y saco la parte más débil de mí. La más ingenua. La que no se hace valer. La que, por querer y buscar la continuidad y estabilidad, elige que la pasen por encima. La mansita (cual capricorniana) que deja pasar una tras otra, y tras otra. En parte esto, puedo tomarlo como una enseñanza personal para crecer.
El problema, vuelvo, es ese. Nunca me quise a mi misma lo suficientemente, y sentir que otra persona te elige, te busca y te quiere me hace bien. Entonces pienso: ¿Quiero porque quiero la situación, el personaje, la compañía, la voz y porque me gusta hacerle remolino en el pelo? ¿O quiero porque es la primera vez que me siento, en parte y no lo digo del todo convencida, querida?
Da miedo sentirse vulnerable.