Cierro los ojos con potencia un tiempo prudencialmente duradero. Los abro, cansada de repetir la misma sesión con los mismos pensamientos una y otra vez. Intentando nuevamente descifrar preocupaciones puntuales, discernir pensamientos para así poder extraer conclusiones posibles y dignas de aplicarse. Estoy cansada de ser yo. El hecho de reconocerlo conlleva un sinfín de sentimientos poco motivadores y contradictorios. "No puede entenderlo quién no lo vive", frase que ya resulta muletilla por actuar de excusa. Estoy harta de mirar el mundo y sentirme diferente. Pasan los años e identifico cada vez más razones para hacerlo, sean de poca o gran significación. Cada ángulo que analizo de mi vida me hace sentir en una dimensión distinta al resto de los terrícolas. Permanentemente intento cumplir con el comportamiento normal,que creo tener innatamente, pero siento que no resulta suficiente. La que se siente distinta en este mundo, soy yo.
Harta de tanto análisis, de tanto intentar modos de acción alternativos que me hagan sentir de una mejor forma. Los logros resultaron ser meramente temporales e incluso hasta por ello hoy resulta duramente sufribles. Reconocerlo y saberlo paraliza mi accionar y hoy siento que me enmudece. Sensaciones de querer aislarse... y reiteradamente querer sobrevivir en una cápsula por la eternidad es lo único que parece dar seguridad.
Temporalmente y a veces, vivo inconscientemente pero preocupada de trasfondo. Maldito pensar y maldito el modo de acostumbramiento que padezco. Que angustia y me hace sentir fuera de este mundo de felices, según dicen superficialmente.
Estoy harta de intentar alternativas y formas de hacerme sentir mejor y que estas resulten definidas en el tiempo. Y a veces, hasta me atemoriza el reconocer el hartazgo por no saber identificar las posibles "decisiones de solución" que yo misma puedo llegar a tomar.
H arta. Y más que nunca: en serio.