Una parte
de mi
se resiste,
una parte de mi
se abre más fácil
aunque no te conozca,
una parte de mi
quiere volver a empezar
en otra vida y
de otra forma.
Una parte de mi
es rebelde,
y nada se parece
a la niña hija única
tan querida por papá y mamá.
Una parte de mi
es bien depresiva,
genera un pozo de la nada
y abajo se da cuenta
que tiene que volver a empezar,
que no es un lugar seguro.
No sabe cómo,
y no tiene la suficiente paciencia
para volver a la superficie otra vez.
Pero necesita hacerlo,
para no conocer otros pozos
que pueden incluso ser
más profundos y
más temerosos.
Con angustia en el pecho
y mentalizándose para
lo peor, hay que
volver a armarse.
Confiando en el método
que recomiendan;
leyendo foros,
fotografiando cada día
el paso del tiempo;
soñando con el día en que
vuelva a pisar la superficie.
Sintiendo ese día
con miedo y
(bastante) lejanía.
Ya no importa cuánto barro
quedará alrededor,
si ahí arriba será firme
y lindo
o frágil y espantoso,
ya no va a importar.
Esa parte de mi
busca a gritos
salir a flote
y quedarse ahí,
como sea.
Esta cansada,
tiene proyectos y personas
esperando ahí arriba,
ahi nomas.
Momentos y abrazos
atrasados
que ansia volver a
vivir y a sentir.
El tiempo se enlentece,
pareciera no llegar más.
“Cada día es un día menos
y más cerca de la cima
se estará”.
Que difícil manejar
la ansiedad,
que ironía pedirle
paciencia
a quien siempre sintió
que de su tiempo tiene que
siempre hacer algo productivo
(hacer nada
nunca estuvo permitido).
La freak del control
necesita certezas,
saber cómo va a llegar
ahi arriba,
y cuando.
Saber si está bien
como viene escalando,
o si tiene que cambiar la técnica
(siempre se puede
hacer mejor).
Los dias pasan,
y el avance es ínfimo.
No lo nota porque claro,
no puede mirar pa’ bajo
y ver con firmeza
cuánto recorrió.
No puede porque
sufrió tanto el trayecto que
tiene el recuerdo borroso.
No sabe bien cómo trepó
y tampoco tiene la certeza
de que donde sigue escalando
sea tierra firme.
Parece débil,
empantanada.
Desconfía de las motivaciones
que recibe,
hasta no ver la superficie
no hay que festejar.
- “Puede ser una falsa alarma,
y no quiero frustrarme más”
El trabajo de días de repente,
se desintegró sin más.
Dejando como huella
un <río ensangrentado>
que tanto trauma generará.
Extremar cuidados,
no cantar victoria
hasta no ver el faro de alta mar.
Tiene miedo,
mucho miedo,
y otra nueva noche más
no dormirá.
Porque es incómodo,
no es confiable que nada
vaya a pasar.
A la freak del control
no le pidas que descanse
sin pensar.